La hija extranjera (Spanish Edition) by Najat El Hachmi

autor:Najat El Hachmi [Hachmi, Najat El]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788423350063
editor: Grupo Planeta
publicado: 2015-08-31T23:00:00+00:00

Mi madre es una revolucionaria. Con tal de preservar las tradiciones, las cosas tal como siempre se han hecho y como se deben seguir haciendo, ha decidido que mi matrimonio será transcontinental, transmediterráneo, como el ferry. Una boda internacional. Porque tiene que quedar muy claro: si de verdad quisiera seguir las tradiciones me llevaría en burro hasta la casa del novio, vestida con una chilaba de hombre, de lana gruesa, y me cubriría la cabeza con la capucha, y acabaría pareciendo un miembro del Ku Klux Klan o un nazareno de la procesión de Semana Santa. Así se casó una de mis tías. Mi madre dice que yo no puedo tener recuerdo de eso, que quizá me lo hayan contado o lo haya visto en alguna foto, porque cuando esa tía se casó yo no tenía más de dos años. Pero yo puedo verla claramente encima del burro, sentada de lado, con las piernas muy juntas, y con una mano agarrándose a la silla por detrás y la otra sobre la falda. La mano roja sobre la falda era la única parte del cuerpo que se le veía, y a mí entonces las manos teñidas me parecían lo más fascinante del mundo. Me recuerdo con un redondel pequeño en la palma de la mano que la misma tía me había dibujado la noche de la henna, esa noche en que las amigas de la novia se quedan a dormir en su casa para ponerse todas juntas el amasijo verde en los pies y en las manos. Ahora que lo pienso, me parece que es lo más cercano que tenemos allí a una fiesta de pijamas, pero esto ya sería superponer un montón de información que adquirí después de aquella imagen que guardo en el recuerdo. Lo que sí recuerdo con nitidez es la angustia que todo aquello me produjo. La tía había vivido siempre con nosotros, pero a partir de entonces ya no lo haría porque iba a tener «su dormitorio, su habitación», su casa. Esta es la suerte que te desean las mujeres cuando eres joven y soltera: que Dios te dé un buen dormitorio. A medida que cumples años, pierden la esperanza de que la invocación surta efecto y pasan a desearte salud, que es lo más importante. Seguro que también me entristecía que la tía ya no viviera con nosotros, pero lo que me impactó, sobre todo, fue verla vestida de aquella manera, con la cabeza tapada como si fuera al matadero más que a «su dormitorio». Mi madre dice que eso es lo que pienso ahora, y que entonces no sabía tantas cosas como para verlo así, pero yo lo recuerdo así y puedo revivir, si me esfuerzo, la angustia que me provocaba ver que la tía no veía, que no le veíamos la cara y se dejaba llevar sin decir nada.

De todas formas, ahora ya nadie se casa así, dice mi madre. Ahora que si fotos, que si el novio y la novia se comen

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